domingo, 18 de abril de 2021

Lectura 4

 

ENIGMA

aproximadamente 1990

AMALIA BAUTISTA

(española) 

 

Amalia Bautista (Enigma)


El primer día que salí contigo

dijiste que era extraño tu trabajo.

Nada más. Sin embargo, yo sentía

que mi piel se rasgaba hecha jirones

cada vez que tus manos me rozaban,

y que tus ojos eran como aceros

que hacían que los míos me dolieran. 

Lectura 3


LA SENTENCIA

siglo XVI

WU CH’ENG-EN

(chino)

 

 

Wu Cheng - en 
 Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que


era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.

Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que

no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo 

atareado el día entero, para que no matara al dragón y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.

Lectura 2

 

VINIERON TODOS JUNTOS EN UN BARCO

Testimonio de Juan Yara y Margarita Higa


Sakura Maru 
  


Yo he nacido acá, en San Agustín. Mis padres, en cambio, sí son de Japón, ellos vinieron al Perú allá por el año 1925. Primero llegaron a Cañete y de ahí ya se vinieron para acá después de dos años. Cuando ellos vinieron ya estaban aquí algunos negros y criollos, también había chinos, pero en muy poca cantidad.

Lo que nuestros padres nos han contado es que ellos se vinieron todos juntos en un barco y la travesía duraba de cien a ciento veinte días, vinieron algo así como escapándose de la pobreza. Vinieron acá, su mira era regresar algún tiempo después a su tierra, pero ya la situación económica no daba para ello. Inclusive ellos fueron formando parejas acá, fueron aumentando las familias y, así, cada vez era más difícil regresar; por eso que la mayoría de los que se han venido con esa idea de regresar no han podido hacerlo. También allá, en Japón, había pobreza, la situación estaba mala y como ellos lo que sabían era el trabajo de agricultura, entonces, al llegar acá buscaron terreno para dedicarse a eso. Llegaban como contratados, y los hacendados de distintos sitios, a todos estos personales, no los llamaban por sus apellidos porque era muy difícil decirlos. Ellos les ponían un número a cada uno, entonces a uno le decían 50, a otro 100 y, así, hasta ahora último, después de la Segunda Guerra Mundial, los japoneses fueron llamados en esta forma. 

jueves, 15 de abril de 2021

Lectura 1

EL PODER DE LA INFANCIA

1912

LEÓN TOLSTÓI

(ruso)  

 

León Tolstói 
¡Que lo maten! ¡Que lo fusilen! ¡Que fusilen inmediatamente a ese canalla...! ¡Que lo maten! ¡Que corten el cuello a ese criminal! ¡Que lo maten, que lo maten...! —gritaba una multitud de hombres y mujeres, que conducía, maniatado, a un hombre alto y erguido. Este avanzaba con paso firme y con la cabeza alta. Su hermoso rostro viril expresaba desprecio e ira hacia la gente que lo rodeaba.

Era uno de los que, durante la guerra civil, luchaban del lado de las autoridades. Acababan de prenderlo y lo iban a ejecutar.

«¡Qué le hemos de hacer! El poder no ha de estar siempre en nuestras manos. Ahora lo tienen ellos. Si ha llegado la hora de morir, moriremos. Por lo visto, tiene que ser así», pensaba el hombre; y, encogiéndose de hombros, sonreía, fríamente, en respuesta a los gritos de la multitud.

—Es un guardia. Esta misma mañana ha tirado contra nosotros —exclamó alguien. 

Pero la muchedumbre no se detenía. Al llegar a una calle en que estaban aún los cadáveres de los que el ejército había matado la víspera, la gente fue invadida por una furia salvaje.

—¿Qué esperamos? Hay que matar a ese infame aquí mismo. ¿Para qué llevarlo más lejos?

El cautivo se limitó a fruncir el ceño y a levantar aún más la cabeza. Parecía odiar a la muchedumbre más de lo que esta lo odiaba a él.

—¡Hay que matarlos a todos! ¡A los espías, a los reyes, a los sacerdotes y a esos canallas! Hay que acabar con ellos, en seguida, en seguida... —gritaban las mujeres.

Pero los cabecillas decidieron llevar al reo a la plaza.

Ya estaban cerca, cuando de pronto, en un momento de calma, se oyó una vocecita infantil, entre las últimas filas de la multitud.

Lectura 4

  ENIGMA aproximadamente 1990 AMALIA BAUTISTA (española)    Amalia Bautista (Enigma) El primer día que salí contigo dijiste que ...